Precisamente en el Mirador O·Higgins
en las entrañas de este mar lejano
con hambre de largos años solo
transido de continente fraterno clamo hirviendo
hasta reventar heroico
como un cetáceo de amistad total:
Y que será de Juan Salgado
patrullando cadáver adentro en la facultad de Medicina
De Juan Sinn en su varilla retrucante y su millón
De Ramón Barrera con cincel y martillo al cinto y bigotudo siempre
De Maruja en sus rodillas pulidas de pura virgen
Y del Germán Del Canto que me enseño a reír elemental
y su vecino que terminó carabinero pero cordillerano
Y de las Patricias que amé
en el ascensor Polanco, en el Barón y en el Peral
Del Eitel filatélico y su novia de Paris
Del Julio Sanhueza telúrico y semental
sin su pierna más querida.
Y de la Erna con sus senos nacionales y estuarios
que compartimos con el Mario
Del flaco Bazaes tan vertical como cuadrado y leal
Nosotros los vikingos
los marineros aborígenes
los primitivos soñadores
junto a Ochoa y ciento tanto kilo abundoso
y tragados tangos de pernil y tinto.
Del Chambeco con tanta dentadura para el chiste
Y de la rubia Andrea tan plateada y europea
pero libertaria como ninguna.
Del Max furioso incontestable hereje y su boxeo.
Del turco Tadres, Colorín Marín, Hugo Rivera y Cucho Vásquez.
Del Julio Duque mal llamado el cura terrible.
Y de Lalo Gardella y su arcángel John Lennon Pater Noster.
Del Reggie tenue
que glorificó en profesor rural
Y del Pepo Sepúlveda que no ha muerto que lo han visto.
Así me hablan totales los asesinados, los bendecidos
los glorificados, los expatriados, los sobrevivientes:
El Bien. El Mal.
Capital. Trabajo.
Macho. Hembra.
Amigos y enemigo
