Valparaíso

Valparaíso
1910

97.- Valparaíso, 27 de enero de 1977.-

Para Mauricio Montiglia
Estimado Mauricio:

Nunca falta,
el que confunde las cosas y se dispara un zapatazo en la boca
mientras alguien mueve su oreja de caballo super loca
junto a las palomas 
alas tupidas 
en dudas batidas
que viven a nivel de las suelas.
y el amor que nace paloma pero muere gusano,
digo;
esto me dijo:

Acércate y detén la nae junto al espumoso

Perdido le oía yo, a las sirenas de suave voz
que me soltasen y desatasen
que no empujasen ni batieran los remos con tanto ahínco
que no más
que aquí me quedo
¿Que no las oyen ?

Ea!
Célebre.
Gloria a tu tan bello
pulido azul polar brillante.
Que me deslumbra
”.

Arróbame laxa arróbame
que eso siempre halaga
náusica virginal.
Los seres como tú
no olvidan su hacha
ni su máscara
tácito vacío de todas las partes donde estamos
con sus intervalos, entrelíneas, curvas
pausas paralelas o dobles curvaturas
movimientos del afecto, resonancias interiores
la nostalgia pura del sexo y su lugar común.
Todo eso se paga en la vida;
también la razón
”.

Ay, Calipso, esto es abierta seducción.
No volverá la mayor parte de mi dicha.
No volveré nunca a las palomas de mi casa,
al mar de aquel país que se disgrega
que no tiene consistencia
que alguna vez fue posible
Aquí me muero
lanzado al infinito.

Nunca falta el que confunde las cosas.

Me despido con un abrazo consistente, denso,
macizo,
acompañado de un gesto tan fraterno
y formidable como un beso.