... en la ventanilla que parecía capilla que parecía proyectil que parecía cometa que parecía universo y que, al fin de cuentas, ni era la excusa de estos versos que no parecen?
Dibujo de Germán Arestizabal
Asusta el espanto descarado de una niña escuálida
en su ventanilla timbradora.
Mi corazón
un abismo chupando sangre allá
en Valparaíso. Un escualo Apollinaire
fondea el ancla
y muerde sus orillas; gravitacional patrón de barco.
La calma ploma de su barrio
es la oficina:
ineficiencia, coima, bien nacidos o benditos
la virilidad anémica del burócrata
caspa en las solapas y planas golondrinas
de axilas frías no motrices
juez, notario, narco
monseñor o hijo de ladrón
todos y tú
clavado al mesón aduanero con ojeras.
Cito:
“No por aquello es porque también puerto
la calma ploma de su barrio”.
Linotipia de la carne.
Discutan lo que quieran.
Me vienen unas ganas de llorar tan grandes
que se me caen los ojos
al veneno y en la arruga.
Dibujo de Germán Arestizabal
Asusta el espanto descarado de una niña escuálida
en su ventanilla timbradora.
Mi corazón
un abismo chupando sangre allá
en Valparaíso. Un escualo Apollinaire
fondea el ancla
y muerde sus orillas; gravitacional patrón de barco.
La calma ploma de su barrio
es la oficina:
ineficiencia, coima, bien nacidos o benditos
la virilidad anémica del burócrata
caspa en las solapas y planas golondrinas
de axilas frías no motrices
juez, notario, narco
monseñor o hijo de ladrón
todos y tú
clavado al mesón aduanero con ojeras.
Cito:
“No por aquello es porque también puerto
la calma ploma de su barrio”.
Linotipia de la carne.
Discutan lo que quieran.
Me vienen unas ganas de llorar tan grandes
que se me caen los ojos
al veneno y en la arruga.
