Valparaíso

Valparaíso
1910

56.- La casa de las meretrices













(A José Agustín Vasquez)
. . . Y detrás de la “casa particular”
con su cielo por delante
y su cielo por detrás:
- la rítmica esquina de los sátiros,
- el escondite del lápiz gutural que no descansa,
- el misterio móvil arañando el catre orgiástico
Policial perverso avieso

Flotan eternos los elementos
mis dedos rotos cuelgan enardecidos
en la blanca desolación de los sudores
pero están fingidos

El infierno crepita vagina errante y voyerista
más eterno y perpetuo que el total. Son.

Somos mujeres pensativas y venéreas
heridas por los peces
más tristes del mundo.
Somos la carnada.

Puedo sentir el abandono.
Puedo demoler la transparencia de su llanto.
Vencer su piel con mis rodillas.
Introducir mi dedo en sus narices.
Poblar su pecho con redoble subterráneo.
Puedo creer que no me mienten.

Acariciar, amigo,
una hembra en Clave
es olor a temporal mordido
a repetida y postrera siembra.