Valparaíso

Valparaíso
1910

30.- Uno, Dos y Tres.



(A Hernán Quezada)
Ahora bien;
me dirán los aquí presentes,
(Jorge, Pablo y Nicanor)
que esto no hace un puerto.
Pues bien; si no me creen
¡Pregúntenles a los ciegos, pues!
al flaco Quezada y sus pantalones hiperbólicos.
Lo que hace a un puerto es :

1

Un mar de sol a chorro de miel de palma solar pescado
Un dedo con pintura esmalte en la ventana de Miss Mary
Una sonrisa en una queja comisaria
Un tuerto negando la fachada de la calle o similar
Un crimen desmayado de nostalgia en sus cirios de animita
Un exterminio aeronaval fraterno y bendecido
Un jorobado enamorado bajo un cauce
Un ojo sin aliento detrás de un poste silabario
Un corazón fragante contando las estrellas de la viuda
Un muslo de puré picante y pernil llorón de tinto tibio
Un bote dando bote de bote en bote
Y un remo alumbrando una ráfaga de oficios criminales.
Sí pues; por cada umbral un hombre

o 2

dos locos chocando de contentos y quemando a Judas traicionero
dos buzos sollozando en el Callejón de Los Meados
dos lluvias corcheteadas
dos alas querubinas divorciadas en Los Tribunales de Justicia
dos surazos abrazados en mi nuca verdadera

&  
 N  casos + 1

justo
claro y lícito
como si nada
como si glaciares panes comunales
hipnóticos vaivenes masculinos
o crudos gestos de potencia acuática
o cavernario ceremonial patrono en su parroquial nudo solidario
o infinitesimales esdrújulos hipócritas
se solazaran en sus cómputos de maquinal retórica.

En conclusión;
algo más que esto nos hace un puerto.

Era que no.
Si no lo creen, pregúntenle a ese sordo,
a ese manco
a ese mudo,
a la familia del amargo
al fierro que se enrosca en la fatiga
y en el hambre. ©